Serenata con Gurrufío
Nunca nos imaginamos que con un gurrufío pudiéramos dar una serenata. Debió ser para entonces como si un cigarrón de cuerdas y viento se metiera por las ventanas y le entregara un rumor enronquecido a la hermosa enamorada, extrañamente iluminada por la espesura de la noche. Y, sin embargo, lo mágico apenas si termina de reunir a estas voces, aparentemente silvestres, para retozarnos la paciencia. Algo así como que Serenata Guayanesa y el Ensamble Gurrufío hubieran decidido unirse definitivamente sin renunciar a sus particulares sueños abiertos.