Cuando yo comencé a tocar cuatro, lo hice con un cuatrico miniatura que no sé de donde sacaría mi papá.. Lo importante es que me lo regaló y era mio, solo mio.. Con él comencé a aprender notas y acordes, ritmos y canciones venezolanas.. Como cualquier otro muchachito, no me interesaba mucho la cuestión, pero lo tenía ahí en el cuarto y de vez en cuando lo tocaba.
Siempre lo colgaba en la pared de al lado de la puerta para tenerlo al alcance cuando me provocara tocar y, aunque no lo usaba mucho, ya había pasado de formar parte de la decoración de mi cuarto a ser utilizado casi diariamente.
Ese cuatrico me duró hasta principios de los ’90. Un día nos visitó un gringo que trabajaba con mi papá que andaba de paso por el país… Yo de casi unos 12 años no estaba consciente de que mi papá tenia intenciones de ofrecer mi querido cuatrico como souvenir y no fue sino hasta que el señor se iba que caí en cuenta que mi cuatro se iba con él!!! Sin embargo, luego de eso mi papá me sorprendió concediendome el honor de poseer uno de sus dos cuatros Pedro Pablo Aldana, cuatros que había guardado y utilizado con delicado cuidado durante años… Yo aún no sé si eso fue un acto de extrema confianza en mi aún no desarrollado talento o un acto de locura… porque yo a un hijo que lo que esta pendiente es de bochinchar y salir a parrandear le compraría un cuatrico cualquiera, pero no le daría tan precioso tesoro !!
Total que quien escribe estas líneas comenzó a llevarse el Aldana para los toques de gaitas del colegio, los bonches, las parrandas y fiestas… y el pobre Aldana tuvo que sufrir y aguantar todas y cada una de las situaciones de alto riesgo en las cuales todo muchacho quinceañero se mete.
Un dia andaba por Bejuma, estaba en casa de mis tios y alguien puso una versión de la gaita “Sin Rencor” tocada sólo en cuatro de manera instrumental.. Era 1995 y aquello nunca lo había oido antes.. Sonaba a delicia ! Pedí la cinta y me puse a escuchar la canción una y otra vez.. Yo no sabía quién era el intérprete de esa canción y aun, después de oirla varias veces, creía posible que se pudiera hacer tal cantidad de cosas con un instrumento que apenas tenía 4 cuerditas…
Sin embargo, me puse a oir esa versión de “Sin Rencor” detalladamente y con mi Aldana en las manos pude comenzar a aruñar algunos acordes… yo no tocaba nada en realidad, apenas y sabía hacer un merenguito y uno que otro vals y me sabia los acordes básicos, pero me puse día y noche a oir cada uno de los acordes de la canción, desde el primero hasta el último, y tratar de repetirlos en el Aldana.
Me tardé casi 3 años en sacar la bendita canción… Finalmente, para 1998 ya medio dominaba la cosa.. No había tocado ni tratado de aprender más nada durante ese tiempo, sólo me enfoqué en dominar aquella canción que tanto me atrapó la primera vez que la oí. Mi método de aprendizaje consistía en darle play y pausa a la cinta cada medio segundo y captar y repetir en mi cuatro cualquier cosa que sonara durante ese corto tiempo… Un método no muy eficiente (y que no recomiendo para nada.. a 3 años por canción lo que tardaría aprenderse unas 10 cancioncitas!! hahah)
Así fue que comencé a aprenderme canciones instrumentales.. Cuando vine a ver, estaba aplicando cosas a las canciones nuevas que ya me había aprendido en canciones viejas, al final todo se convirtió en una rutina de cut & paste.. Lo que aprendía en cada canción me servía para ejecutar la siguiente mucho mejor…
Finalmente, luego de casi ocho años, decídi comprarme mi propio cuatro instrumental… Salí del tallercito de Claudio Lazcano en Chacao tan orgulloso como quien se compra su primer carro con su propio sueldo, o el que se muda a su primera casa… Claudio me lo construyó bajo mis más rigurosas exigencias.. Yo no quería abandonar a mi Pedro Pablo Aldana del todo, así que le pedí que me complaciera colocando ciertas similitudes, como la altura del puente, la separación de las cuerdas y tamaño de trastes, a lo cual Claudio accedió sin problema.
Es un cuatro elegante, de lo mas fashion… Clásico pero con un toque de modernismo… colores muy constrastados, negros intensos y blancos brillantes, y con un sonido cálido, como el de las olas del mar… Si fuera mujer fuera de las que te habla bonito y te trata tiernamente, de esas pendientes de los detalles y que te hacen cariñitos sin que se lo pidas… Fuera de apariencia delicada y siempre a la moda, coqueta y sonriente, como para enamorarse a primera vista!
Claudio se botó, este cuatro paga su precio en gramos, notas e inspiración. Y yo contento y buchón… pero preocupado por que no sé qué le voy a decir a mi futuro hijo dentro de unas décadas cuando me pida mi preciado cuatro para salir a parrandear por ahí con sus amigos…