Acompañado y bien acompañado
Cheo Hurtado
Nacido en Ciudad Bolívar, Venezuela el 2 de mayo de 1960. Hijodel guitarrista y compositor de música popular, Ramón Hurtado, su maestro, quien lo inició en el oficio a los siete años de edad. A los 13 años obtiene el primer lugar en el Concurso Nacional de Cuatro de Venezuela, instrumento que comenzó a tocar desde los 7 años. Ejecutante de otros instrumentos, entre los cuales destaca el tres, la bandolina, las bandolas (llanera, guayanesa, central y oriental), el bajo, la guitarra.
Fundador y miembro de agrupaciones musicales que están haciendo historia (Bandolas de Venezuela, Costa Caribe, Gurrufío).
Los invitamos a compartir la vibración que trasciende y vincula, acompañado y bien acompañado, en esta celebración de 33 años de la música de Cheo Hurtado.
Cheo Hurtado
Acompañado y bien acompañado
- Simón Díaz
- Gurrufío
- Cristóbal Soto
- Serenata Guayanesa
- María Teresa Chacín
- Henry Rubio
- José Archila
- Paquito de Rivera
- Cuarteto de Clarinetes de Caracas
- Norman Morón
- Oscar de León
- Iván Pérez Rossi
- Francisco Pacheco
- Gerson García
- Costa Caribe
- La Cuerda de Carmito
- David Peña
- Luis Julio Toro
- Alonso Toro
- Ernesto Laya
- Orquesta Angostura
Cd 1 – 33 de 4
- Seis Chipoleao
Foclor - Danzas Zulianas (Maracaibo en la noche y Luisa)
Reyes Reyito-Bracho - La pena del becerrero (Voz: Simón Diaz)
Simón Diaz - Vals del Sur (Cuarteto de Clarinetes de Caracas y Paquito de Rivera)
Paquito de Rivera - Aragua linda
Jacinto Pérez - Carabossa
Cheo Hurtado - Nube Blanca (Cuerda de Carmito, Bajo y Director: Cheo)
Félix Mejía - Carretera
Aldemaro Romero - Venezuela y Colombia (1ra Guitarra: Cristobal Soto, 2da Guitarra: Cheo. Cuatro: David Hurtado. Bajo: Jesus González)
Pedro Oropeza Volcán - Los hijos de la noche
Eduardo Serrano - La rosita (Bandola Guayanesa: Cheo. Cuatro: David Hurtado. Bajo: Jesús González. Maracas: Nené Hurtado)
Ramón Hurtado - Cajita de música (Voces: Iván Perez Rossi y Francisco Pacheco. Tres: Cheo)
Iván Pérez Rossi - Seis por Numeración (Bandola llanera: Gerson García, Cuatro y Bajo: Cheo. Maracas: Nene Hurtado)
Folclor - La Negra Atila (Ensamble Gurrufío)
Pablo Camacaro - Ahora (Flauta: Luis Julio Toro. Guitarra: Cheo. Bajo: David Peña)
Otilio Galíndez - Pajarillano (Arpa: Jose Archila. Maracas: Ernesto Laya. Bajo: David Peña. Cuatro: Cheo)
Folclor
Producción Ejecutiva: CH H Producciones y Mary Batista L.
Producción General: Cheo Hurtado
Ingeniero de Sonido: Nelson Sardá
“Mastering”: Jesús Jiménez
Ilustración Portada: Pedro León Zapata
Diseño y producción gráfica: Jorge Cruz e Ignacio Vega.
Preselección de temas: Estudios Sonopam´s de Freddy Duarte
Impresión: Editorial Ex Libris C.A.
Agradecimientos y dedicatoria
He querido recopilar una selección de mis interpretaciones en estos 33 años como músico y dejarlo como recuerdo de mi 40 cumpleaños. Así mismo agradecer a los que me acompañan y acompaño en este álbum, quienes han hecho posible, hasta ahora, el disfrute de mi vida musical y a todas aquellas personas que de un modo u otro hicieron posible este emocionante trabajo.
Dedico con mucho amor esta obra a la primera cantante que me tuvo y tuve, doña María Alejandrina de Hurtado “Mandina”, quien me arrulló en su vientre de miel y aún lo sigue haciendo en su regazo.
Asdrúbal José Hurtado Aguilarte
Alberto Arvelo Ramos
En 1992 escribía sobre él: entre los jóvenes se le conoce y se le respeta. Viene del cuatro de Gamboa, según nos dice. Y del cuatro de su padre, que es el cuatro de la tradición viva y permanente. Nacido en la generación de la Orquesta Sinfónica Juvenil, comprende, como protagonista, el arduo esfuerzo de integración de nuestras raíces musicales populares y el repertorio universal de la música culta. Como miembro del grupo “Un Solo Pueblo”, recorrió el territorio del cuatro, en un esfuerzo de aprendizaje y enseñanza. Su presencia en el grupo “Gurrufío”, le ha permitodo llevar la voz de su instrumento a giras significativas en el exterior del país. Su carrera está acompañada de un singular esfuerzo de toma de conciencia. Para algunos es uno de los solistas fundamentales que ha producido el instrumento.
Esa es una visión modesta de la alta estima que se le tiene. Un culto compositor caraqueño, usualmente parco en sus apreciacioens, buscando palabras para expresar su juicio sobre Cheo, me dijo: “yo no he escuchado por supuesto, todos los cuatristas que hay hoy, y mucho menos los que hubo en la historia del país, en la época de Páez, por ejemplo.. Puedo decirte que los habrá iguales, pero estoy convencido que ninguno puede ser, o pudo haber sido, mejor que Cheo”
Desde otar vertiente del mismo hombre, el excelente bandolista Ismael Querales nos dice: “no hay duda que en la bandola guayanesa, el que mejor toca es Cheo Hurtado”.
Explorando ese mismo instrumento en el estado Bolívar, pregunté: “-¿Ustedes creen que está renaciendo la bandola aquí? -Así es, nos contesta Carmita Hurtado, porque hasta hace poco no se había vuelto a tocar bandola, antes no se tocaba, desde los tiempos de Leandro Lisardi, y de Carmito Gamboa. Desde entonces no se había visto más bandola, y ahora sí se la ve con Cheo Hurtado, que se ha puesto a grabar, e hizo una escuela. Esto ha estimulado a los viejos bandolistas, y también a los nuevos, a los muchachos”.
Por allí se perfila el secreto de este artista singular. Su ejecución es de virtuoso, pero para él lo fundamental no es el virtuosismo. Todos los que reciben el impacto de su música, aprecian una fuerza revolucionaria en la intensidad y la delicadeza de sus ejecuciones, pero a él no le importa tanto la originalidad porque sabe -como tod creador verdadero.- que la fuerza de su revolución surge del pasado, surge de un entroncamiento fulgurante entre el ayer y el mañana.
Cheo camina conscientemente por el filo de una navaja. Por un lado, el peligro que acechó a los músicos de la primera generación de las orquestas juveniles, la de volverse universales y sólo universales. La de volverse tan apasionados por la nueva cultura clásica, que se avergonzaban o desatendían sus propias raíces. La de saber de Mozart pero no saber de Mariselas con guabinas. Nos dice: “Les dieron un chelo, les dieron un violín, un trombón y una beca. Y sobre todo, aquel entusiasmo de la orquesta. Aquella alegría… y hubo un momento en el cual, los aguinaldos de diciembre dejaron de tener más fuerza. Se paró el joropo. Y entonces, en esa encrucijada, surgió la pregunta: Pero Cheo, ¿quién va a tocar a tu papá?. ¿Quién iba a tocar a Alejandro Alvarez? ¿Quien iba a tocar los valses del estado Bolívar, si los jóvenes que estaban en eso, iniciados, se fueron para la orquesta?”. Hubo un vacío, un tremendo vacío, y la necesidad torrencial de colmarlo se convirtió en destino vital de Cheo Hurtado.
Él ha sido un puente formidable entre la necesidad de hablar el lenguaje universal de la música, y la vigencia de navegar por ese lenguaje en el horizonte de nuestra específica conciencia musical. Cheo nos dice: “Que toquen el repertorio universal me parece muy bien. Pero lo que no está bien es que no tocan, lo que yo digo su densidad, lo propio de ellos, de su mundo, de su pueblo”. Con esa actitud de vigilancia militante, Cheo ha cumplido una gran labor a favor del admirable movimiento de las orquestas juveniles de Venezuela. Porque esas orquestas se asientan, y son posibles, sobre la base poderosa de la musicalidad popular venezolana. Si esos fundamentos se debilitan, se socavarían los fundamentos sociales y estéticos de las orquestas juveniles.
La respuesta a esas dos amenazas es lo que anima y fecunda la obra musical y su obra vital de misionero, maestro y explorador de raíces. Construir en sus interpretaciones, piezas capaces de mirar en la cara -sobre todo en el poderoso juego rítmico- a las más destacadas del repertorio universal. No se trata de decretar una identidad venezolana, sino de descubrir que ella reside en una prodigiosa multiplicidad, en una intranquilidad permanente, que es nuestra forma de reposo. Para Cheo esto está muy claro y él está consciente de que como artista, es una pluralidad, un mar de confluencias. Nos dice: …”y bueno, me parece que nunca va a haber el mejor cuatrista de Venezuela. Para ser el mejor cuatrista, primero tendría que aprenderse los 20 idiomas de las 20 muñecas de Venezuela… y me quedo corto, porque de El Tocuyo a Carora hay mucha diferencia. Y en el mismo Callao, tu ves a alguien, y cuando te aprendes el golpe, llega otro con otro golpe, idéntico y diferente. Y en Oriente… ¡Es mentira que son 20 golpes! Y en cada región la mano derecha es la más difícil. La mano izquierda es cosa de práctica, y hay unos que son más virtuosos que otros”.
El virtuosismo que se aprende es el de la mano derecha. La izquierda es la que pulsa una trastera construida según los cánones de la música renacentista, que nos vino con la conquista. Pero la música, lo que él llama el idioma, es asunto de más adentro, es saber pulsar los adentros de nuestras raíces plurales: caribes, africanas, árabes y europeas.
Tal es la tarea y el oficio de este Cheo Hurtado, que constantemente nos está convocando a entendernos.
Parte de los textos son de:
- A. Arvelo y J.J. Castro, El Cuatro, Ediciones Banco Hipotecario de Occidente, Caracas, 1992.
- A. Arvelo y J.J. Castro, Las bandolas venezolanas, Banco Central de Venezuela, Fundarte, Conac, Caracas 2000.
La vibración que trasciende y vincula
La Música de Cheo Hurtado
Por Jun Ishibashi
Estamos presenciando la celebración de los 33 años de vida artística de Cheo Hurtado a quién consideramos como el mejor cuatrista que hay en la actualidad. Y nos preguntamos por qué pensamos así. Lo que nos viene a la mente es su arte. El sentido del compás preciso y osado, apoyado en la tenacidad de la mano derecha, los golpes percutivos y el ágil charrasqueo. Ese es el motor principal de su ejecución de cuatro. Su sensibilidad a la armonía, la cual libremente pasea entre la vanguardia y la tradición y se expresa mágicamente mediante sus cuatro cuerdas, gracias a la técnica perfecta de la mano izquierda. Escala y punteo, métodos convencionales de la familia de la guitarra, también demuestran su facultad sobresaliente. Y el conjunto de todo esto hace que Cheo Hurtado explote el horizonte del cuatro venezolano como instrumento solista con el cual cultiva, a cabalidad, tanto el colorido de la armonía acompañante, la fluidez de la melodía cantadora, como la genialidad de la síncopa rítmica.
Sin embargo, este análisis técnico de su música no significaría absolutamente nada. Cuando lo escuchamos tocar, aun en el momento más complejo de la ejecución, si fuera sólo el virtuosismo y la técnica, eso no nos llamaría tanto la atención de los espectadores, como lo que nos conmueve tan profundamente: la vibración y la calidez humana hecha música, que Cheo transmite con esas cuatro cuerdas en sus manos.
Es curioso observar que la música de Cheo, a pesar de su autenticidad y originalidad, apenas impone su “ego artístico”, en un sentido muy de la modernidad occidental. Es decir, no pretende reclamar la exclusividad de su creación como propiedad privada, mejor dicho, no niega la coexistencia de músicos contemporáneos con quienes comparte la idea y la emoción, y siempre hace recordar la continuidad musical que hereda de la generación de antepasados. Por eso mismo, su música evoca muchos cantores e instrumentistas que habían enriquecido la fuente musical de Venezuela. Bien pudieron ser las figuras de maestros como Hernán Gamboa, Jacinto Pérez; o de otros como Fulgencio Aquino (arpista mirandino) y Juan Esteban García (bandolista guariqueño), o simplemente la de instrumentistas del pueblo, sin renombre a nivel nacional como es el caso de Ramón Hurtado (cuatrista, guitarrista y compositor guayanés, 1910-1993), padre y maestro de Cheo.
La personalidad musical de Cheo Hurtado es muy diferente a la de un creador individualista moderno, formado en el tradicional sistema de educación musical, despersonalizado que desarrolla técnica y virtuosismo, expertos profesionales, donde el objetivo final es un artista diferenciado y desvinculado de sus colegas músicos. Por el contrario, Cheo Hurtado integra las artes de sus contemporáneos y de sus antepasados polifacéticamente.
Es un resultado maduro de una convivencia real e íntima en el nexo con la comunidad y el contexto musical. En este sentido, la imagen del cuatrista, a mi modo de ver, se parece mucho más a la de un maestro de música renacentista, que a un artista individual como invento de la modernidad. Y en el centro de ese tejido de vínculo humano que construye el mundo musical de Cheo, está siempre la calidez de un hombre que save vivir la vida, antes de ser un músico de oficio.
Hay una anécdota de Cheo que quisiera compartir con los oyentes de su obra aniversaria. Tuve la oportunidad de acompañarlo en un viaje a la costa de Aragua y Carabobo, en busca de repertorio para producir discos. Era por el año 91, cuando se dedicaba enérgicamente a la dirección del grupo Costa Caribe. Yo me encargaba en ese paseo de conducir el auto y grabar los materiales musicales con un DAT portátil. En el punto de encuentro, Cheo apareció cargado con una botella de whisky y su instrumento de siempre. Mi pregunta era si valía la pena llevar su propio cuatro de concierto, para visitar a los cantores de la costa, quienes deberían saber tocar el cuatro además de poseer más de uno. Respondiendo a mi curiosidad, Cheo dijo: “cuando visito a estos señores, siempre les llevo una botella y los acompaño a cantar con mi mejor instrumento”.
“¿Para qué”.
“Para que canten más sabroso, y… para disfrutar con ellos también!”.
Y de verdad en ese viaje, disfrutamos una jornada de parranda, a la vez que recopilamos unas fulias muy buenas y un golpe de cumaco sensacional.
Cheo Hurtado, antes de ser cuatrista y productor musical profesional, es quien aprecia la amistad y respeta el contacto directo entre seres humanos. Es ahí de donde nace todo el vínculo personal que enriquece su mundo musical. Aquí está su mejor ejemplo: “El 33 años de vida musical de Cheo Hurtado. Cheo acompañado y bien acompañado”. Es una muestra de su convivencia personal. Al sentir esta vibración que trasciende más allá del registro digital, cualquier oyente se vincula automáticamente al nexo afectuoso de Cheo. Después de escucharlo por completo, quien no lo conozca, querrá hacerlo. Y a quienes ya somos amigos de él, nos darán ganas de volver a verlo para compartir esa calidez humana que transmite Cheo Hurtado con sus cuatro cuerdas de siempre
Tokio, 13 de Septiembre de 2000
Jun Ishibashi, Ph.D.
33 de 4 con 40 = Cheo 2000
33 de cuatro, 40 de nacer, corto resumen aritmético, ante lo prolijo de la promesa del nuevo milenio musical de Cheo.
Decía su padre, Ramón Hurtado, que a los 40 se es hombre… sin embargo, el maestro lo mira desde el infinito en tiempo de ternura… y el Cheo-niño… que acunado en su alma, decide la travesura de vivir en infancia …hace de mago de la serenata… y generoso celebrante de amor que se mece en el dulce seno de su música.
La armonía sublime de sus cuerdas en impenitente derroche… es el canto que Dios le contrata, para la cumplevida de cada instante… en el que todos renovamos nuestro homenaje ante el milagroso regalo de su existencia…
El milenio se asoma con bríos, a buscar más inspiración para las cuerdas de Cheo, quien con sed permanente de música nuestra, se inventa ecuaciones nuevas que desafían el infinito matemático del pentagrama, en casi imposibles notas para su caricia… y su cuatro?… canta y goza!!!
La Peinadora de la Luna
Joel Andrés Bracho Ghersi
Hace treinta años debutó profesionalmente en la radio el niño de siete años Asdrúbal José Hurtado, comenzando así una larga y exitosa vida artística, unida siempre a la firme decisión de llevar adelante la música de nuestro país.
Este niño, ya no tan niño, a quien hoy todos conocemos como Cheo, ha magnificado el más típico popular instrumento musical de Venezuela, el cuatro, llevándolo a un nivel protagónico jamás imaginado y demostrando su desconocida versatilidad. Además, ha vivido en una incansable lucha por rescatar nuestra música del peloigro de sucumbir en el olvido ante la música de otros países o la llamada musica “universal”. En este sentido, ha abogado siempre por la interpretación de la música de Venezuela por parte de las orquestas juveniles, bajo la consigna de que está bien que toquen el repertorio universal, pero sin olvidarse de nuestra esencia, nuestra música popular. También ha sido protagonista en el rescate de uno de los instrumentos olvidados de Venezuela, la bandola guayanesa, que tiene ya muy pocos ejecutantes, pero que gracias a personas como Cheo Hurtado está escuchándose de nuevo.
Cabe destacar dos aspectos de la vida de Cheo: Primero que además de ser cuatrista y bandolista, toca también la guitarra, el tres y la mandolina, entre otros instrumentos de cuerdas, y segundo, su participación en el Ensamble Gurrufío, del cual es miembro fundador (desde 1984), en el que ha crecido y ha hecho crecer al cuatro, y que ha servido de vehículo para dar a conocer la buena música venezolana, tanto en nuestro país como en el resto del mundo.
cheo nunca deja de asombrarnos con sus interpretaciones de solista, en las cuales su mano izquierda parece visitar todos los rincones del diapasón del cuatro, mientras su mano derecha, según opinión de Jaime Allen, se mueve a tal velocidad, que el ojo humano es incapaz de registrar sus movimientos. Todo el que lo escucha, incluyendo a los que lo conocemos más de cerca, resulta inevitablemente sorprendido por sus virtuosas ejecuciones. Sin embargo, a pesar de su éxito, no deja de ser una persona cálida, sencilla y humilde, capaz de brindar y brindarse a sí mismo sin recelos ni egoísmos.
Este disco es pues, una recopilación de las piuezas más representativas de la vida artística de Cheo hasta llegar al momento actual, que marca un nuevo comienzo en el recorrido de este hito viviente de nuestros días, a través de la música popular venezolana.
Caracas, 1ro de Septiembre de 2000
Joel Andrés Bracho Ghersi
Roberto Todd
Desde 1979, cuando grabé con Cheo y su grupo “La cuerda de Carmito” para un programa de la Televisora Nacional, quedé absolutamente convencido de que ese cuatro era el definitivo. Después de Cheo hay que inventar otra cosa, en su estilo es imposible superarlo
En 1982, en el largo viaje por la Unión Soviética (5.000 kms. en tren), confirmé una sospecha que tenía desde años antes: para alcanzar la categoría artística de Cheo hay que, además del enorme talento, por supuesto, tener una calidad humana muy especial. En resumen, ser buena gente y Cheo lo es de sobra.
Roberto Todd
Septiembre de 2000
Cheo Hurtado (Dossier)
Nació en Ciudad Bolívar, Venezuela, el 2 de mayo de 1960. Hijo del guitarrista y compositor de música popular, Ramón Hurtado, su maestro, quien lo inició en el oficio a los siete años de edad. A los 13 años obtiene el primer lugar en el Concurso Nacional de Cuatro.
Perfil Profesional
cheo Hurtado se ha especializado en el cuatro solista, aprovechando todas las posibilidades expresivas, hace al mismo tiempo la melodía, la armonía y el ritmo, utilizando los arpegios y “el punteo”. Domina además la mandolina, la guitarra, el tres, el bajo, así como las diversas bandolas de las regiones de Venezuela.
Utiliza la afinación llamada tradicional del cuatro en su trabajo como solista del instrumento. Es poseedor de una muy desarrollada técnica de charrasqueo para la mano derecha, y de un dominio del diapasón en toda su extensión que lo ha llevado a exigir a los fabricantes de cuatro el añadir varios trastes a los normalmente usados. Es particular de su estilo interpretativo el ejecutar melodías por medio de acordes en bloque, así como en sus últimos trabajos una gran amplitud de matices dinámicos y tímbricos.
Se ha dedicado a lo largo de su vida a la investigación, acopio y divulgación de la música tradicional guayanesa, su región natal. Entre los géneros más importantes se destacan, las guasas, joropo, aguinaldos y parrandas navideñas, valses y calipsos.
Trayectoria
Entre 1975 y 1983 trabaja como profesor de cuatro, guitarra y mandolina en la Casa de la cultura de Ciudad Bolívar, donde funda en 1977 la Estudiantina Carlos Raúl Villanueva. Creador de La Cuerda de Carmito, grupo tradicional guayanés. Contrabajista de la Orquesta Angostura, dirigida por Juanito Arteta. En 1985 se radica en Caracas, donde funda con Luis Julio Toro y Cristóbal Soto el Ensamble Gurrufío. Integrante del grupo Un Solo Puebo y director del grupo Costa Caribe. Director del grupo Bandolas de Venezuela.
Ha acompañado a muchas figuras nacionales e internacionesl de la música como Alirio Díaz, Aldemaro Romero, Paquito D´Rivera, Simón Díaz, Bella Fleck, Esperanza Márquez, Oscar d´Leon, Cecilia Todd, Gualberto Ibarreto, Héctor Cabrera, Serenata Guayanesa, Soledad Bravo, Lilia Vera, Rosa Virginia Chacín, María Teresa Chacín, Aquiles Báez, Henry Rubio, entre otros. Se ha presentado en las salas más importantes del país entre las que se destacan, Teatro Municipal, Teatro Nacional, Teatro Teresa Carreño, Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, Teatro de la Ópera de Maracay, Teatro Juares de Barquisimeto, Ateneo de Caracas, salas y auditorios de universidades e importantes centros culturales de instituciones públicas y privadas.
Presentaciones internacionales como solista, con el Emsamble Gurrufío, con Costa Caribe y Bandolas de Venezuela, estos últimos grupos como director e intérprete:
- Unión Soviética en 1982 y 1985
- Ecuador en 1985 y 1993
- Colombia en 1985, 1991, 1992, 1994, 1995, 1996, 1997, 1998, 1999, 2000.
- USA en 1990, Festival de Santa Fe en 1991 y 1992. New York, en 1994 (Carnegie Hall). Chicago, en 1997 (Festival de Flauta).
- Curazao, Ariuba y Bonaire en 1991, 1992, 1993, 1994, 1995 y 1998.
- Cuba y Festival de Villavicencio y San Martín en Colombia (Jurado y artista invitado) en 1991 y 1992.
- Chile en 1995 y 2000.
- Brasil en 1995 y 1996 en el Festival de Guitarra.
- República Dominicana en 1991
- España, en 1992 (Expo-Sevilla), 1995 y 1997 (Madrid).
- Alemania, 1995 y 1999.
- Holanda, 1996 y 1999.
- Japón, en 1991 (gira por 22 ciudades) y en 1994 (6 ciudades).
- Argentina, 1999, en el Festival Internacional.
- Francia, en 1995, 1996, 1998, 1999 y 2000.
- Suiza, en 1998.
- Reino Unido, 1995 1997, 1999 y 2000.
Algunos Juicios Críticos
Este cuatrista ha elevado el estilo “charrasqueado” a una altísima categoría artística. Mientras su mano izquierda recorre el diapasón hacia arriba y hacia abajo escogiendo acordes que son una deliciosa mezcla de armonías flamencas y caribeñas, su mano derecha se mueve a una velocidad mayor a la que el ojo puede percibir. A través del “agujero negro” del cuatro, fuimos transportados a un nivel de comunicación musical que pocos habíamos conocido antes…
Jaime Allen
Crítico norteamericano
…¡Es el Charlie Parker del cuatro!…
Alonso Toro
Compositor y Saxofonista
Juicio ratificado por Jeff Berlin y Pablo Milanés y el Zimbo Trio.
En el pecho de Cheo, el cuatro se convierte en ramo de lirios sabaneros. Y es que estamos en presencia del más grande músico popular de la Venezuela actual.
Iván Pérez Rossi
Compositor y músico de Serenata Guayanesa
Cheo es el mejor cuatrista del mundo
Simón Díaz
Compositor y cantante
El cuatro en sus manos se vuelve volcánico, vendaval, relámpago de manos incontenibles como si un temblador del orinoco electrizara sus dedos, tocándo las puertas del corazón de compatriotas y extranjeros. Sí, Cheo Hurtado ya es universal
Elías Inaty
Escritor guayanés
Cd 2 – 33 de 4
- Cari Cariñoso
- La cabra mocha
- Tonada bolivariana
- El diablo suelto
- El valle. Tema Film “Caracas de amor a muerte”
- Maldición
- Aguinaldos Guayaneses
- Seis pantojero
- Tonada de la tarde
- Concierto en la llanura
- Calipsos de El Callao
- Mascarada
- Don Rafael
- El guitarrero
- El loro enamorao
- Golpes larenses
- Orinoqueando
La Orquesta Angostura. Agrupación de música guayanesa, fundada en 1975, actualmente inactiva, en la cual Cheo tocó como cuatrista al lado de Don Ramón Hurtado (su padre), Nicanor Santamaría, Jesús Reyes Jimenez, Justo Hernandez y David Hurtado, entre otros notables músicos de Ciudad Bolívar. El repertorio de la Orquesta Angostura era fundamentalmente de música guayanesa, fue dirigida por la “trompeta de oro de América”, Juanito Arteta. (la grabación mascarada, Fox de Telmo Almada, grabación hecha al aire libre en 1977, presenta fallas de orígen)
Lee la biografía de Cheo Hurtado en este artículo.
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