Veinte años construyendo guitarras y su parentela tiene el luthier Claudio Lazcano. Su taller ubicado en Chacao es prácticamente patrimonio del municipio, desde donde ha producido instrumentos para la Camerata Renacentista de Caracas, para su directora Isabel Palacios, para Saúl Vera, Cheo Hurtado, Rafael “Pollo” Brito, Julio Medina y el finado Iván Adler; y entre quienes encargarán sus instrumentos están los maestros Rubén Riera, Lorenzo Camejo, Luis Quintero y Gonzalo Micó. En el exterior, la guitarrista Salomé Sandoval interpreta con una Lazcano en Estados Unidos, Cristóbal Soto usa una mandolina en Francia, y los cuatristas Manuel Rojas en Estados Unidos y Jun Isibashi en Japón, hacen lo propio.
Lazcano estudiaba guitarra clásica con Alejandro Vásquez hacia 1984 en la Escuela de Música José Lorenzo Llamozas, “cátedra que abandoné para dedicarme a la luthería. Nací en La Paz (Bolivia) en 1961, llegué a Venezuela en 1964 y me nacionalicé en 1987”. Cuando Lazcano decide hacerse luthier, escogió comenzar con guitarra y mandolina, “para contrastar con un instrumento melódico y de cuerdas dobles de metal”. Clásica y renacentista Ahora sigue estudiando guitarra, “estoy haciendo el sexto año con Julio Medina en la Escuela de Música José Reyna. Me gusta la carrera, toco la guitarra clásica y la renacentista, la estudié con Bartolomé Díaz”, agrega. Hace la distinción porque la llamada guitarra clásica es la diseñada por el español Antonio de Torres Jurado en 1840, mientras que la renacentista o guitarrilla es la madre del cuatro venezolano, un instrumento más pequeño y de cuatro órdenes dobles. “Díaz es mi profesor de música antigua y mi asesor en la construcción de instrumentos europeos antiguos”. De hecho, siempre cuenta con una guitarrilla nueva, que se fabrica cada vez que vende la anterior.
Otra persona que lo ha ayudado mucho en la comprensión de su oficio es el luthier Ramón Blanco, quien cuenta con larguísima data y tradición en Caracas. “El ha sido un gran apoyo. No fue mi profesor porque no enseña, sino a través de consejos, y uno aprende viendo a otro constructor, además de la documentación. En realidad estudié con Oscar García en Los Teques, después hice los cursos con Thomas Humphrey de Estados Unidos y el inglés Paul Fisher dentro del Proyecto Cultural Mavesa en los años 96 y 97, respectivamente, de resto todo ha sido práctica y por mi cuenta”. Gama latinoamericana En el catálogo Lazcano hay, entonces, guitarras de estudio y concierto en los modelos de Torres Jurado y Humphrey (Millennium), cuatros, bandolas, guitarras, mandolinas, cuatros puertorriqueños, tres cubanos y puertorriqueños, cavaquinhos (Brasil) y charangos (Argentina y Bolivia). En cuanto a los instrumentos antiguos europeos, comenzó haciéndolos para Isabel Palacios. “Ella me encargó un psalterio, me mostró un modelo y basado en los libros y planos hice uno. También le hice una mandorla, que tiene forma de pera y se hace en una sola pieza de madera excavada. Es lo más raro que he hecho. He fabricado laúdes, guitarras barrocas, renacentistas, vihuelas”. Haciendo cálculos, Lazcano ha hecho 70 guitarras (50 modelo Torres y 20 Millennium), 150 cuatros entre modelos de concierto y de estudio, y unos 25 instrumentos antiguos. Por si fuera poco, es capaz de reparar lo que sea: en su taller hay dos guitarras eléctricas Fender, una Bronco del 73 y una Stratocaster del 64.
Barnices y maderas
El tema de los barnices es uno de los distintivos en la construcción de instrumentos. “Uso nitrocelulosa, un material sintético que requiere sellador. Se aplica luego laca brillante. Aparte está la goma laca y el barniz a la francesa a base de alcohol de resinas naturales, es menos resistentes y se usa en la reproducción de instrumentos antiguos”. Pero lo que distingue un instrumento de Lazcano de otro es “definir el sonido. Yo hago dos cosas: hago el sonido que me gusta para la guitarra, que es más pastoso que brillante, más redondo. Lo brillante se logra con pulsaciones. El otro es el sonido que me piden”. Luego de veinte años y con estos resultados, apunta a la consecución de un modelo propio. “Posiblemente tome un diseño propio, es un camino natural en este oficio.
En España los constructores se hacen guitarreros por la cantidad de guitarras hechas. No hay un parámetro, pero hacer cuatrocientas guitarras es un número respetable, y está sobre los treinta o cuarenta años de construcción. Yo estoy haciendo unos quince instrumentos al año, entre todos los modelos. Ramón Blanco es un gran maestro, yo quisiera llegar a su profesionalismo, respeto su técnica y conocimiento, y éticamente es bien completo”. Por su parte, el propio Lazcano ha tenido sus pupilos. De su arte el luthier radicado en Texas, Aquiles Torres, fue su alumno. “Di clases en la Fundación Bigott, y tengo un alumno, Rafael González, que ha desarrollado un estilo propio”. En cuanto a otras actividades, suele dictar charlas y conciertos didácticos con la guitarrilla. “También leo, pero literatura suave. Acabo de terminar Los pilares de la tierra, que trata sobre la construcción de una catedral, y me encantan los cuentos de E.A. Poe”.
Sobre el tema de las maderas, revela que “los instrumentos renacentistas se hacen con maderas frutales como cerezo y olivo. Normalmente uso ciprés, arce, palisandro, abeto y ébano”. Finalmente, sus instrumentos se pueden escuchar en las grabaciones realizadas por Salomé Sandoval (guitarra), Saúl Vera (mandolina), Cheo Hurtado (cuatro), Cristóbal Soto (mandolina), Gustavo Colina (cuatro), Aquiles Báez (guitarra), Juan Rojas (cuatro), Marco Celli (cuatro), la Camerata de Caracas (guitarra renacentista, mandorla, psalterio), Moisés Torrealba (bandola) e Iván Adler (mandolina). Para contactar a Claudio Lazcano, se le puede llamar al (0212) 416.6719, (0414) 312.0150 o escribirle a claudiolazcano@hotmail.com. amhernandez@eluniversal.com
Noticia tomada del diaro El Universal