En anteriores oportunidades hemos tildado al cuatro de “camaleónico” porque con el pasar del tiempo, y gracias a sus máximos exponentes, el instrumento ha sabido acoplarse a las exigencias a las cuales se enfrentaba.
¿Cómo el cuatro venezolano pasó de ser un instrumento acompañante a tener mayor valía y merecer el respeto que hoy tiene?
En esta primera parte, repasemos cómo el cuatro fue tomando escenario gracias al aporte de sus intérpretes.
El cuatro siempre fue visto o considerado como un instrumento acompañante, pero en las últimas décadas diferentes exponentes respaldaron la tesis de que el cuatro también podía ser solista; entre ellos están, Fredy Reina, Hernán Gamboa y Cheo Hurtado, por mencionar algunos.
Los aportes que daría Reyna (quien fuera un asiduo intérprete de la guitarra grande) al reconocimiento del cuatro criollo se centró en lograr una afinación distinta a la convencional: él cambiaría el temple tradicional del cuatro por otro, afinando la primera cuerda una octava superior.
Con la prima aguda, se le facilitaría iniciar un repertorio de obras en las cuales el punteo y el acompañamiento funcionarían simultáneamente. De esta manera, Reyna le otorgó posibilidades más funcionales como instrumento solista, sin perder las cualidades propias del instrumento popular.
En una publicación de El Universal, se destaca que Freddy sintetizó en el cuatro su experiencia estética, indisolublemente vinculada a sus avatares biográficos, partiendo de la técnica guitarrística aprendida del maestro Raúl Borges, recogiendo la esencia de la ejecución popular de grandes cuatristas como Jacinto Pérez y Leoncio Narvarte.
Por su parte, en lo que respecta al aporte de Hernán Gamboa, el anzoatiguense desarrolló una técnica conocida como el rasgapunteo, que consiste en hacer que la melodía y la armonía vayan conjuntamente, y no como suena en el caso de la guitarra clásica, instrumento que al poseer más cuerdas, puede elaborar una melodía punteada, apoyada en algunos acordes.
Esta técnica de Gamboa vendría luego a ser heredada por Cheo Hurtado, su ahijado, quien después ayudó en la proyección de nuevos y notables solistas del cuatro, gracias a su iniciativa La Siembra del Cuatro, que ya lleva su XIII edición desde su estreno en 2004, evento en el que “sus ejecutantes hicieron vestir de gala y señorío la presencia del cuatro como instrumento insólito en el mundo artístico universal” y que “es labranza de la dignidad cultural venezolana, en pos del hombre universal que florece en cada sonido del alma”, se lee es el espacio web de la iniciativa.
3 Responses
interesante artículo.